domingo, 16 de octubre de 2011

Cogito ergo sum


(Final)


No recuerdo la última vez que reí, me divertí o disfruté algo. Ahora, la vida es lúgubre y sombría; ha pasado de ser mía a pertenecer a otros, ya que no tengo la facultad de tomar decisiones de ningún tipo. Solo me quedan mis pensamientos, mis ideas.

Una semana atrás, fuimos traídos a Nuevo Laredo, Tamaulipas. Un viaje largo, el cual pensé sería una puerta de salida a la difícil situación que representaba permanecer en la Ciudad de México. Cuando por fin arribamos y sin esperar más, el personal encargado decidió trasladarnos a una especie de poblado. Un lugar señero pero amplio, pues este se convertiría en el nuevo hogar de cientos de familias. Aquella noche —dijeron las personas de seguridad—, era viable ir a establecernos en el lugar que se nos asignaría para vivir y no comenzar aún a trabajar.

Todas las familias fuimos formadas en una larga fila, y unos hombres eran los responsables de asignarnos alguna vivienda. La zona, dentro de la cual éramos situados, representaba la actividad que desempeñaríamos; a servicio de quien o quienes nos poníamos, así como el lugar en donde trabajaríamos.

Mi familia fue fijada a laborar en una fábrica de plástico, al igual que yo. El encargado es un señor de alrededor de 50 años, el cual ha sido muy poco indulgente pero muy exigente. Trabajar ahí es muy pesado, casi titánico. En punto de las cinco de la mañana, suena una estruendosa alarma que causa sobresalto en todos. Aquella es el aviso de alistamiento e incorporación a nuestras ocupaciones. Durante el día, únicamente contamos con cinco minutos para comer; podemos ausentarnos para ir al baño solo una vez, y no se nos permite hablar a menos que nos lo solicite algún superior. A partir de las 20 horas se nos permite salir e irnos, y eso si todavía se tiene pujanza para caminar hasta la villa en donde vivimos. Sí, tal y como lo imaginaban, no recibimos salario alguno: arguyen que nos brindan casa y comida, pero a cambio somos explotados.

Ayer, una mujer tuvo el revés de quedarse dormida mientras estaba en el baño. Los encargados de la fábrica, quienes estaban furiosos, la sacaron a empellones del lugar. Ninguno sabe qué pasó o pasará con ella, pero no quisiéramos estar en su lugar.

Me siento muy cansado, hastiado y frustrado; sin embargo, carezco de alternativas o estas no existen. La resignación es mi recurso, y mientras más rápido acepte los hechos, más fácil será vivirlos.

2 comentarios:

  1. Cogito ergo sum. Me puedes decir qué significa esto.

    Excelente entrada

    ResponderEliminar
  2. Hola. La premisa "cogito ergo sum" es la famosa frase escrita por Descartes. Traducida al español significa "Pienso, luego existo", en la cual, según su filosofía racional, el pensamiento es la evidencia de la existencia.
    Saludos, y gracias.

    ResponderEliminar